Expectativas ante el cambio de gobierno
Hermann gonzález Economista Principal BBVA Research Chile
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Hermann González
El cambio de gobierno ha generado una repentina y acelerada mejora en las expectativas de los agentes. Se anticipa que este año la economía volverá a crecer a su potencial, que dejará atrás cuatro años de caídas de la inversión y, como consecuencia, que los trabajadores tendrán mayores oportunidades de encontrar un empleo formal.
Algunos que tratan de minimizar este fenómeno dicen que las expectativas de crecimiento solo han subido dos décimas después de las elecciones, haciendo referencia al aumento de la proyección para este año de 3% a 3,2% en la encuesta de expectativas económicas de enero.
Sin embargo, es iluso pensar que el cambio político mejoró las expectativas solo una vez que se supo el resultado de las elecciones. Desde julio la proyección de crecimiento de consenso para este año subió de 2,5% a 3,2% y la del próximo año de 3% a 3,5%. Para ser claros, las estimaciones para los siguientes dos años subieron 1,2 punto porcentual en solo seis meses.
No faltará quien diga que este avance responde al mejor escenario externo, que se ha reflejado en un aumento significativo del precio del cobre. No cabe duda que el alza del metal es una buena noticia para nuestro país, pero lo es también para todos los países productores de cobre. Sin embargo, el caso de Chile sobresale a nivel mundial. En Perú, Australia o Canadá, las proyecciones de crecimiento para 2018-2019 prácticamente no han variado en los últimos seis meses, lo que apoya la idea de que serían factores idiosincráticos los que estarían liderando este mayor optimismo sobre la economía chilena.
Otro cambio importante en materia de expectativas es que en diciembre los consumidores dejaron atrás 43 meses de pesimismo, registrándose el segundo mayor aumento mensual del índice de confianza en más de quince años. Esta mejora en el ánimo de los consumidores no puede atribuirse al aumento del cobre y es indicativo de que no solo las empresas, sino también las familias, valoran una economía que genera condiciones para invertir y crecer, que promueve la iniciativa privada y que administra sus recursos de forma responsable. La experiencia de los últimos años no ha sido buena en términos de oportunidades de obtener un empleo formal o de conseguir mejores remuneraciones y eso es algo que los ciudadanos esperan que cambie.
Este mejor ánimo se ha traducido también en una mayor valoración de los activos locales. La bolsa se ubica en la parte alta de los valores que pueden explicar determinantes tradicionales, el peso es una de las monedas emergentes que más se ha fortalecido en los últimos seis meses y el premio por riesgo de Chile se ubica en mínimos de una década. Si las expectativas se validan, no veremos una corrección de la bolsa ni del tipo de cambio, incluso veríamos alzas adicionales en el precio de los activos, incluyendo un fortalecimiento del peso que podría hacer necesaria una intervención cambiaria. Pero si la economía no evoluciona de la forma esperada, los costos podrían ser altos, no solo en términos políticos y de popularidad del gobierno, sino también para quienes han apostado por los activos financieros locales.